—¿Cómo sabías que escribiría?
—Tengo miedo, estoy asustada.
—Me encanta el baile, solo sé
que deseo volar y estar cerca del aire.
Dicen que debemos tolerar las cosas, yo creo que las tolero
bastante bien en el momento presente. Pero no después.
Ese chicle, ese chicle. Tú dices que eran hojas pasando, yo
digo que era un jodido chicle. No sale de mi cabeza. No
te veo comiendo un chicle; tú no eres de esa forma.
Los malos pensamientos vuelven y
yo sigo aquí, sola;
eso da igual. No hay ni príncipes ni princesas azules, rosas, blancas ni
amarillas en la realidad, esta jodida realidad, ¡joder!
Ahora mismo me siento sola y sé
que alguien me lee, pero eso que más da, ¿no?
Creo en otra
vida, en otra vida mucho mejor donde mis sueños se hagan realidad.
La espera se hace complicada a
expensas de aburrimiento. Me haces estar tan difícilmente concentrada que no
puedo ni siquiera leer un libro. No me dejes así.
-se que es complicado, te
comprendo- susurras
-no me llegas a comprender ya que
si no me harías esto- miro a través de esos ojos, esa piel tan perfecta y
cuidada. Ansiaría rosarla con las yemas de mis dedos todo su contorno.
-Tu crees que no?, solo tiempo.
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